A la pregunta de si a las mujeres se les cobra más por los seguros que a los hombres es compleja y merece una respuesta detallada.
La salud de las mujeres es un tema crucial en todas las etapas de la vida. Según la OMS, las mujeres experimentan una mayor tasa de enfermedades y utilizan los servicios de salud con más frecuencia, especialmente los relacionados con la salud reproductiva.
De acuerdo a la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, en el año 2023 la prima promedio para las mujeres en el rango de edad reproductiva de 15 a 24 años fue 61% más elevada que para los hombres.
Si bien es cierto que, en promedio, las mujeres suelen pagar primas más altas por sus seguros, es fundamental entender los factores que influyen en esta disparidad.
¿Por qué las mujeres pagamos más?
Coberturas específicas:
- Salud femenina: Las mujeres tienen necesidades de salud únicas, como la prevención y detección temprana del cáncer de mama y ovario. Estas coberturas adicionales, aunque benéficas, incrementan el costo de la póliza.
- Maternidad: La maternidad implica riesgos específicos para la salud, tanto durante el embarazo como después del parto. Algunas aseguradoras incluyen coberturas relacionadas con la maternidad, lo que puede elevar la prima.
Esperanza de vida:
Estadísticamente, las mujeres viven más que los hombres. Esto significa que las aseguradoras calculan que pagarán beneficios por un período más largo, lo que se traduce en primas más altas.
En conclusión, si eres mujer y has notado que los seguros son más caros para ti, no estás sola. Pero, ¿por qué pasa esto?
- Coberturas especiales: Las mujeres suelen tener acceso a coberturas más completas, como protección contra enfermedades como el cáncer de mama, lo que hace que el seguro sea más caro.
- Vivimos más: ¡Buenas noticias! Las mujeres vivimos más. Pero esto también significa que las aseguradoras nos consideran un riesgo a largo plazo, por lo que las primas suelen ser más altas.
Factores de riesgo distintos: Aunque hay enfermedades que afectan más a los hombres, las mujeres también tenemos nuestros propios riesgos a considerar.
Fuente: El Economista