La transformación digital está redefiniendo las reglas del juego en los sectores productivos y financieros de Argentina. En un contexto global atravesado por la innovación tecnológica, el avance de la inclusión financiera y la necesidad de modernizar procesos, las empresas e industrias locales enfrentan el desafío de adaptarse, evolucionar y mantenerse competitivas.
Desde los pagos electrónicos hasta la minería, distintos actores están trazando nuevas rutas en busca de eficiencia, accesibilidad y proyección. Las cifras, tendencias y testimonios del sector dejan en claro que el cambio no es una posibilidad futura, sino una realidad que ya está ocurriendo.
El auge de la inclusión financiera y el salto hacia lo digital
La bancarización en Argentina ha mostrado una expansión sostenida en los últimos años. Según datos oficiales, en junio de 2024 había 36,8 millones de personas con cuenta bancaria, lo que representa un crecimiento de 1,2 millones respecto al año anterior. Sin embargo, no solo se trata de tener una cuenta, sino de cómo se utiliza.
Durante el primer semestre de 2024, los adultos en el país realizaron más de 40 pagos electrónicos mensuales en promedio, un dato que evidencia un aumento interanual del 73%. Este crecimiento no solo marca el avance de la tecnología, sino también un cambio profundo en los hábitos de consumo, la gestión del dinero y la manera en que interactúan las personas con los servicios financieros.
Este fenómeno se da en paralelo con el auge de billeteras digitales, tarjetas prepagas, fintechs y soluciones que eliminan barreras de acceso. Así, se está construyendo un ecosistema más inclusivo que permite que tanto grandes empresas como pequeños emprendedores puedan operar con mayor agilidad, seguridad y trazabilidad.
Empresas frente a la digitalización: eficiencia, datos y automatización
Para las empresas, la digitalización dejó de ser una opción y pasó a ser una necesidad estratégica. Plataformas como las que ofrece Interbanking están siendo adoptadas por compañías que buscan optimizar la gestión de sus procesos financieros, centralizar operaciones y tomar decisiones más informadas con base en datos.
Uno de los instrumentos clave en este proceso ha sido el Índice Interbanking, que monitorea el comportamiento financiero de las empresas argentinas y permite medir la evolución de la bancarización corporativa. Esta herramienta refleja una tendencia creciente hacia la automatización, la simplificación de tareas contables y la integración de servicios financieros en la operación diaria de los negocios.
El objetivo común entre muchas organizaciones es claro: eficiencia operativa, trazabilidad en tiempo real y una experiencia digital robusta para sus equipos de administración y finanzas.
Inversión flexible para perfiles diversos
El ecosistema de inversión también vive una etapa de diversificación. Fondos que antes eran pensados solo para grandes capitales ahora se rediseñan para atender a perfiles más amplios, incluyendo pequeños ahorristas, traders independientes y pymes.
En ese contexto, surgen propuestas como las de Cocos Capital, que combinan soluciones tradicionales con productos financieros más ágiles. Su oferta incluye desde fondos de inversión ajustados a distintos niveles de riesgo, hasta tarjetas para compras internacionales con esquemas de pago flexibles.
Estas herramientas buscan democratizar el acceso a la inversión y brindar más opciones a quienes desean hacer crecer su capital en un entorno cada vez más complejo y volátil, pero también lleno de oportunidades.
Minería y financiamiento productivo: el motor del interior
Más allá del sector financiero, otra industria que se proyecta como motor económico es la minería, especialmente en provincias como San Juan y Santa Cruz. En esta área, el acompañamiento financiero también resulta clave.
Empresas como el Grupo Petersen han asumido un rol activo, brindando soluciones especializadas para operadoras y proveedores del sector minero, lo que permite acelerar proyectos, garantizar continuidad operativa y sostener la cadena de valor local.
Este tipo de estrategias combinan el apoyo financiero con una visión de desarrollo regional, en línea con las tendencias internacionales que apuntan a fortalecer los ecosistemas productivos locales como pilares de crecimiento sostenible.
Un mundo cambiante y una economía en transición
El contexto global también marca el ritmo de los cambios. Según el Banco Mundial, la economía internacional podría crecer un 2,7% en 2025, mientras que las economías emergentes —como la argentina— tendrían un crecimiento promedio del 4% en los próximos dos años.
Estos datos son una invitación para mirar hacia adelante con planificación y estrategia. En un entorno donde la innovación avanza, el mercado se vuelve más exigente y los consumidores cambian sus hábitos, las empresas que apuesten por la transformación digital, la inclusión financiera y la inversión inteligente estarán mejor posicionadas para capitalizar las oportunidades del futuro.

Fuente: Infobae